Y ya van dos

Oberena dantza taldea ofreció por segunda vez la ezpata dantza de Azpilagañael 23 de diciembre. Aurretik, puska biltza egin zuten auzoan barna

2020-05-09 18:15

Para cuando nos dimos cuenta ya era 23 de diciembre y teníamos que volver a vestir las faldas grises y los pañuelos de colores. Cuándo la creamos decidimos que la ezpata dantza de Azpilagaña sólo la bailaríamos una vez al año y, al principio, hubo quien se preocupó. Pero lo dicho, pasó un año para cuando nos dimos cuenta y salimos con los cascabeles atados en las piernas como si la anterior vez hubiera sido antes de ayer.

Tuvimos buen tiempo, templado, ¡y no había niebla! En 2018 participaron nueve ezpatadantzaris y en 2019 han sido trece: Rakel Argain, Sara Aniz, Ainhoa Izkue, Jaizkibel García, Mikel Mugeta, Irene Araujo, Iñigo San Martín, Irene Milagros, Sergio Milagros, Josune Egea e Iker Tubia salieron a bailar; Aitor Urkiza, Ricardo Madinabeitia, Odei Carte y Javier Landa se encargaron de la música. La ezpata dantza llenó la plaza siendo trece dantzaris.

Antes de eso, dantzaris y los músicos tenían otros quehaceres. Algunos estaban en Oberena para las 14:00, para tomar unos tragos y comer algún pintxo. No había que pasarse con la comida, ya que había que dejar un hueco para la puska biltza. Para las 15:30 la mayoría estaban en Oberena. Primero se hizo un pequeño ensayo para repasar los bertsos de las paradas y después el grupo Oberena Gaztea se subió a la sala 2-3 para coger el Olentzero que prepararon los días anteriores.

Antes de las 16:00 los dantzaris estaban preparados. Esperamos cinco minutos a los músicos y salimos todos en pasacalles. El Olentzero de este año se parecía al del año pasado, pero era diferente a la vez. Llevaba pañuelo en la cabeza, falda en la cintura, cintas cruzadas en el torso y una pierna de madera colgando. ¿Qué habría echo Olentzero para aparecer así? A saber.

La primera parada fue delante de la escuela infantil: el colectivo de jóvenes del barrio se encargó de la comida y bebida, y los y las de Oberena de la música y la danza. Cantamos los primeros versos, con referencia al mercadillo de trueque:

Gazte aktiboei
lore ta alabantza
aurten truke azokan
dute konfiantza.
Proposamen bat dugu
pagotxa da antza:
jan-edanaren truke
kantu eta dantza.

Comenzamos a llenar el estómago, pero queríamos más. Nos pusimos rumbo al bar Albeniz al ritmo de los txistularis. Algunos miraban sorprendidos a Olentzero, otros recordaban el del año pasado. Al llegar al Albeniz la familia que regenta el bar salió al exterior y les cantamos versos para expresarles nuestro agradecimiento. Sobre la mesa no quedó ni rastro.

Ez dugu irabaziko
O.T. lehiaketa
baina kantan hasi da
zuentzat Mugeta.
Atera txisburgerra
pintxo edo kroketa,
Olentzero panpina
gosez dugu eta!

La tercera parada era ya en Azpilagaña. Una vez más cargamos a Olentzero sobre los hombros y cruzamos la Avenida de Zaragoza bailando al son del txistu. Algunos todavía con el pote en la mano, ya que no les dio tiempo de terminarlo en la parada anterior. Al llegar a la calle Miguel Astráin, los jubilados nos dieron una gran bienvenida: nos recibieron con aplausos al llegar a su sede cargando con Olentzero. Había pacharán y polvorones, a cambio de los versos, por supuesto.

Agur erretiratu
aitona ta amona
barka moztu badugu
gaurkoan txintxona.
Harrera ederra da ta
gogoz gatoz hona.
Eguberri on eta
zuei zoriona!

Tras los agradecimientos mutuos, nos despedieron agitando sus manos y tomamos rumbo a la calle Luis Morondo. Para entonces, los dantzaris de la ezpata dantza habían corrido a cambiarse. La última parada fue en la bajera de Luis Morondo, donde se cambiaban los ezpatadantzaris. Isabel y Javier Luis prepararon de todo: caldo, tortilla, jamón, rosquillas… Los versos merecían la pena.

Kaixo familia eta
auzo guziari!
Aurten ere badugu
janari ugari.
Ez zauzue utzi hau
antolatzeari
Graxi aritu arte
ezpata dantzari.

Al ser la última parada, también se unieron los txikis del grupo y Olentzero les trajo un pequeño detalle: el DVD de la espectáculo Lizarren doinua. Este espectáculo se estrenó en 2011 y los que entonces eran txikis ya habían crecido bastante. Olentzero trajo este regalo consciente de la importancia de que las nuevas generaciones conozcan el trabajo realizado anteriormente.

Listo; llegó la hora de bailar. Los ezpatadantzaris se reunieron en la parte trasera de la calle Miguel Astrain. Se juntaron todos en círculo, entrelazando los palos y dijeron las palabras para conjurar y desear un buen invierno al barrio: Elur malur ez nauk hire beldur. Badiat etxean nahikoa arto eta egur! Enseguida comenzó el trapatatá del atabal de Odei Carte y a continuación las melodías de los txistularis dieron comienzo a la karrika dantza. Los dantzaris llegaron a la plaza subiendo y bajando los palos entre cruces adelante y detrás.

La pequeña plaza es muy acogedora y se puede sentir el aliento de los espectadores que observan desde cerca la danza. La llamada dio pie al zortziko y, a continuación, bailaron la ezpata dantza. Para terminar, karrika dantza una vez más, dando la vuelta al ruedo para despedir a quienes se congregaron par ver la dantza. Terminó entre aplausos. Enseguida llegaron Olentzero y Mari Domingi tras los joaldunak. Pasaron bajo el puente que diseñaron los ezpatadantzaris con sus palos y los txikis les bailaron el aurresku de honor. Como no, hicimos una foto de grupo y emprendimos el pasacalles junto a Olentzero por todo el barrio.

Antes de ello, como no, se guardaron los trajes de la ezpata dantza en la bajera y se procedió al ya tras dos años tradicional brindis de patxaran. De todas formas, los ezpatadantzaris no perdieron tiempo para unierse de nuevo al pasacalles.

A ver si el COVID-19 nos deja volver a resonar los cascabeles con esas cosquillas en el estómago en diciembre.

p.d.: Si quieres ver el vídeo de la dantza, aquí está: